El nistagmo o nistagmus

Esta condición normalmente afecta a ambos ojos y se suele poner de manifiesto al fijar la mirada en una determinada dirección. Es común que quienes lo padecen no noten los movimientos oculares, pues la visión no presenta inestabilidad a pesar del movimiento del ojo, sin embargo las personas que los rodean sí advierten este movimiento anormal.
En casos de nistagmus muy pronunciado, los pacientes pueden tener una agudeza visual reducida.
Tipos de nistagmus
Esta condición se divide en dos grandes tipos:
Nistagmo congénito: conocido también como síndrome de nistagmo infantil, está presente al nacer y puede venir asociado con otras condiciones como el albinismo o malformaciones neurológicas de carácter congénito. Suele aparecer de forma espontánea y sin relación genética alguna, pero también puede presentarse en niños con antecedentes familiares previos. Se manifiesta normalmente entre las 6 y las 12 semanas de edad, aunque también hay casos en los que aparece en niños mayores.
Nistagmo adquirido: pueden presentarse en cualquier momento de la vida debido a alguna lesión o enfermedad neurológica, como un ACV o un tumor, o a causa de los movimientos del oído interno. Otros factores detonantes, como el consumo de cierta medicación, o el abuso de alcohol y estupefacientes, también pueden conducir a esta condición.
Varias condiciones están asociadas con el nistagmo. A veces, el control del cerebro sobre los movimientos del ojo es pobre, resultando la imposibilidad para mirar fijamente un objeto. Algunas formas de nistagmo están asociadas con una visión reducida, como ocurre en los albinos o en aquellos casos con cicatrices en la retina o ciertas patologías del nervio óptico.
Raramente el nistagmo puede ocurrir como el resultado de tumores cerebrales o en alteraciones neurológicas graves. Esta condición también puede encontrarse en familias como un problema aislado no asociado con otras patologías.
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